Y te mete mano mi pensamiento, y me pongo mala con todo lo bueno que traen los vientos de tu corazón. Con rozarnos nos encendemos... Salimos a la calle para que no nos ralle el jaleo, tus dedos y mis dedos ya quieren jugar.
Aunque no sabría definirme, una cosa está clara: lo cabezota que soy. Y es que cuando se me mete algo entre ceja y ceja, no hay quien lo saque de ahí. Así que a ver qué hago ahora con esto, porque acabará obsesionándome. No pienses cosas raras, no soy ningún tipo de psicópata obsesiva. Simplemente, a veces cualquiera necesita conseguir llegar a algo que en un principio parecía imposible. Nos hace sentir bien el hecho de que de vez en cuando somos capaces de alcanzar lo inalcanzable.
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